El
carbono está ampliamente distribuido en la naturaleza pese a
no ser un elemento especialmente abundante. En la corteza terrestre es el duodécimo
elemento en orden de abundancia, siendo la misma la milésima parte de la de oxígeno
y sólo vez y media mayor que la del manganeso. Sólo se
conocen unas cincuenta mil sustancias en cuya composición no interviene el carbono,
y pasan de 2 millones el número de compuestos de carbono conocidos. Al
final del siglo XVII, los científicos dividían las sustancias naturales
en tres grupos según su origen: sustancias vegetales, sustancias
animales y sustancias minerales. Al final del
siglo XVIII y gracias a los trabajos de Lavoisier, se llegó a la conclusión de
que no existían diferencias en cuanto a la naturaleza de sustancias animales
y vegetales. A partir de entonces se clasificaron las sustancias en dos grupos:
las producidas por seres vivos u orgánicas, y las que no procedían de seres vivos
o inorgánicas.
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